Sonia Kliass (2020), referente en pedagogía Pikler y Waldorf, hace unos días nos regaló parte de su tiempo con una pequeña charla en directo sobre el confinamiento en familia. Hablaba de que, a pesar del estrés y los momentos extraños que se pudieran vivir, las madres y padres tenían una gran ventaja a favor. Para las niñas y los niños existen dos conceptos abstractos y complejos de entender: el espacio y el tiempo. Sin embargo, si se da una regularidad en el tiempo, y frecuentan un espacio que pueden reconocer, gozan de mayor seguridad y tranquilidad.
He aquí la gran ventaja: cuentan cada día, en el mismo espacio, con sus grandes referentes. Sin embargo… qué complicado resulta a veces! Sobretodo cuando empezamos a aborrecer lo habitual. Los niños y niñas reconocen de cabo a rabo sus espacios, juguetes y materiales. Tienen muy claro el qué. Pero… y si rediseñamos el cómo?
Puede que algunos y algunas ya hayáis hecho alguna dinámica de juego con arroz, agua, o hierbas aromáticas. ¿Qué pasaría si retomamos esa idea y le damos otro lugar, otra manera de utilizarlo durante este tiempo?
En Ma, tenemos los llamados cojines sensoriales. Estos pequeños retales de tela esconden en su interior diferentes objetos: garbanzos, arroz, habas, lentejas, algodón… e incluso hierbas aromáticas. Con este recurso, no solamente generamos una experiencia manipulativa, olfativa y auditiva, pues se convierte en otro material interesante al que se le dota de muchas funciones durante el juego libre. Puede ser transportado en cestitos, coleccionado (en el caso de que tengan muchos cojines, con rellenos iguales o distintos), lanzado (si el material del interior es blando) e incluso utilizado para el juego simbólico más adelante. ¿Podría ser la almohada de un muñeco o muñeca? ¿Una cama? ¿Un sofá? ¿Unas maracas?



Y si no tuviéramos en casa máquina de coser ni retales de telas… siempre nos queda la opción de inventar el mismo concepto, en diferente contenedor. ¿Os suenan las botellas sensoriales? Anna Marin (2020), educadora y maestra, nos regala ejemplos de sus bonitas creaciones:




Y es que todo lo que deseamos en un escaparate, a veces se encuentra escondido en los rincones de lo cotidiano. ¿De cuántas maneras podemos utilizar una caja de cartón? ¿Cómo es posible que las llaves se conviertan, en el sonajero por excelencia de los bebés? ¿Con qué frecuencia miramos la rutina… desde otro punto de vista, completamente dispar?
De hecho… algo parecido mencionaba Miguel Ángel cuando esculpía:
“La escultura ya estaba dentro de la piedra. Yo únicamente he debido quitarle el mármol que le sobraba”.
Inspiradora frase!