Muchas aristas son las que marcan un acompañamiento adecuado, pero la observación es sin dudas un aspecto fundamental. Sea si pensamos en ella dentro del espacio educativo o fuera, desde la experiencia, he entendido que es el mejor punto de partida, hacia un camino que nos llevará a transformarnos como adultos/as frente a ese niño/a que deseo acompañar, y en relación con el mundo en general.
Una de las cualidades mas significativas de la observación será que aprenderemos a no juzgar, o en caso de hacerlo, a detectarlo y entonces volver hacia atrás y empezar nuevamente. La observación nos imprimirá información sobre el/la niño/a que tenemos enfrente pero también sobre nosotros/as mismos/as.
LA OBSERVACIÓN ES ASÍ, UN VERDADERO CAMINO DE “AUTONOCIMIENTO” (María Montessori).
La educación viva podrá basarse en diferentes pedagogías y filosofías, pero he encontrado que la observación es una herramienta y diría más bien, un camino, en común del que hablan los grandes pedagogos que la acompañan. Así, la observación es uno de los principales canales por los que podemos comenzar a tener una mirada hacia niños y niñas RESPETUOSA:
La observación en sí es respetuosa, porque nos invita a MIRAR, y a diferenciarla de solo VER: cuando decimos que vemos, que sentimos o que oímos alguna cosa generalmente lo hacemos mecánicamente, sin detenernos, y la mayoría de las veces todo ello está influido por aprendizajes de la experiencia previa.
LA OBSERVACIÓN SIGNIFICA MIRAR SIN JUZGAR, DEJANDO DE LADO EXPECTATIVAS, REFERENCIAS DEL PASADO, ES TENER UNA MENTE SILENCIOSA, PRESENTE Y CONSCIENTE. EL BUEN OBSERVADOR CULTIVARÁ SU ATENCIÓN.
La observación como herramienta en el espacio educativo tendrá ciertas características que el/la educador/a deberán tener presentes. También dependerá de la etapa evolutiva del/la niño/a que se observará, o si por el contrario se trata de una observación grupal. La observación estará guiada y determinada a aspectos claros y siempre en todos los casos deberá remitir a los HECHOS.
De cualquier manera, no es mi intensión reparar en la especificidad del espacio educativo, sino en ir un poco más allá, entendiendo la vida y espacios de niños/as como una verdadera CONTINUIDAD, en la que la observación puede transitar permanentemente sea que esté en casa, en la escuela, con sus cuidadores, canguro o familia. Así, una vez mas seremos los/as adultos/as quiénes (y remitiéndome a los primeros párrafos de este post), podamos antes de mirar al niño/a primeramente, mirarnos a nosotros/as mismos/as. Que podamos detectar poco a poco cuanto de lo que decimos o miramos tal vez esté teñido por experiencias previas o a preocupaciones que corresponden al futuro y que aún no han ocurrido. Todo esto es válido e importante de HABILITAR.
Así poco a poco, podremos entrar al camino de la observación, con un primer objetivo: frenar nuestras interpretaciones, nuestros impulsos y dar espacio y lugar a la ESPERA para que el/la niño/a se MANIFIESTEN. Podremos con tiempo, amor y paciencia hacia nosotros/as mismos/as mirar no solo el fin de un comportamiento, sino muchos matices de éstas… podremos mirar al infante y a nosotros/as mismos/as, así como nuestros pensamientos y deseos de una manera diferenciada a la del niño/a, siendo amorosos y profundamente respetuosos.
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